LA MALDICION DE LOS JÓVENES IRRESPETUOSOS
Dice la palabra de Dios en El Segundo Libro de los Reyes Capítulo 2:19 a 25, que en una oportunidad el profeta Eliseo después de sanar en nombre de Dios, agua contaminadas que traían muerte y enfermedad a su pueblo, se dirigía rumbo a Bet-el, que significa “Casa de Dios” -Génesis 28:17- y en el camino se encontró con unos muchachos idólatras de la ciudad de Bet-avén (“Casa del ídolo” -Oseas 4:15-) que se encontraba muy cerca de Bet-el.
Estos jóvenes que probablemente fueran incitados por mayores de quienes no habían aprendido ni la piedad ni las buenas costumbres, trataron de ridiculizar a Eliseo, y le gritaban ¡Calvo, sube! ¡Calvo sube!, Seguramente no eran jóvenes inocentes que no sabían lo que hacían, ellos eran perfectamente responsables de su conducta, ya que la palabra calvo, era una expresión de desprecio aún para las personas que tenían pelo.
Eliseo les dijo a los jóvenes que estaban despreciando su ministerio dado por Dios que no ejercería personalmente ningún castigo, y dejaba en las manos de su creador, el castigo divino.
La ofensa no era solamente contra Eliseo, sino también el haber ridiculizado un milagro de Jehová, la ofensa fue en contra de Él y Él los castigó.
Dice la Ley de Dios, en el libro de:
Levítico Capítulo 26:21-22 “Si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisieres oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados. Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos”
La maldición de Eliseo sólo fue una declaración de lo que Dios estaba por hacer, con aquellas personas que desprecian los ministerios que Dios otorga a sus siervos.
Mientras iba en un auto pasé por la lado de un letrero que decía: $100 de multa por tirar basura en la autopista. Al poco tiempo vi otro letrero que decía: Basurero: 1,5 km. Poco después le pasé a un camión de basura que se dirigía a la planta de eliminación.
Se pueden hacer tres cosas con la basura: la puedes recoger, la puedes esparcir o la puedes eliminar.
Algunas personas recogen basura; siempre están escuchando algún chisme selecto. Si tan sólo fueran colectores, el problema no sería tan grave. Pero estos colectores muchas veces son como las personas que arrojan basura en las vías públicas e insisten en esparcirla por la autopista de la vida. Gracias a Dios que también están los que la eliminan. Colocan los desperdicios a donde tienen que ir: en «el basurero» del olvido.
Santiago 4:11 nos dice: «No habléis mal los unos de los otros.» Si no puedes decir nada útil, no digas nada. Si escuchas un rumor dañino, colócalo de inmediato en la bolsa de la basura. Luego ora por la persona sobre la que están hablando, así como por el que te lo dijo. No divulgues el chisme, sino elimínalo en silencio. El chisme muere pronto si no se repite.
Hoy vas a encontrar mucha basura. La puedes recoger, la puedes esparcir, o la puedes eliminar. Pídele a Dios que te ayude a hacer lo que le agrada y lo que sea útil a los demás.
--Doctor M. R. De Haan
--Doctor M. R. De Haan